Guía red de caminos Belmira
Hablar de Belmira o Santo Domingo de Petacas, y en general del Valle de los Osos, nos remonta a un
territorio con un paisaje natural y cultural muy autóctono del departamento de Antioquia, considerado
por muchos geógrafos como un altiplano que descarga sus aguas hacia los ríos Cauca, Porce y Nechí,
con filones de oro que han sido muy erosionados y retrabajados debido a sus sinuosidades, procesos
que a la vez han ayudado a que en sus ríos y quebradas se asiente mucho del “oro corrido” que fue y ha
sido fruto de la economía principal de la región. Esta región fue poco conocida durante la conquista,
posiblemente por su compleja geomorfología y bajas temperaturas, y finalmente es explorada como un
nuevo “Dorado” en el siglo XVII, sólo hasta después de la decadencia de los principales centros mineros
del proceso de Conquista: Santa Fe de Antioquia, Buriticá, Arma, Cáceres, Zaragoza, Remedios, lo que
convertiría a Santa Rosa de Osos en un emporio económico del tiempo de la colonia conectado por
caminos “ásperos y fragosos” con los antiguos y ya decadentes centros mineros mencionados.
Los relictos de antiguos caminos que sobreviven en la actual Belmira corresponden a las principales vías
de comunicación que conectaron a Santa Rosa de Osos, ósea el altiplano, con el cañón de Occidente o
del río Cauca, principalmente con la antigua capital Santa Fe de Antioquia, Petacas o Belmira por ser sitio
de paso, pastoreo y descanso para arrieros y mulas, fue ganando la importancia que en el siglo XVIII
llegó a tener gracias a la minería en las riberas del río Chico. Existió una gran simbiosis comercial entre
estas dos regiones y esto se puede evidenciar en la extensa red de caminos de cruzan de lado a lado
En relación con Belmira (bella mira o vista), fue un antiguo poblado de paso conocido como Petacas,
bañado por el río Chico el cual nace en las estribaciones de un antiguo valle glacial por encima de los
3000 msnm y que fluye entre dos cadenas montañosas interandinas generando un paisaje de ensueño,
antiguamente debió su existencia al Real de Nuestra Señora del Rosario de Petacas, que era el nombre
del real de minas de alrededor 12 minas de oro en las riberas de este río. La existencia del oro en Petacas
fue la mayor motivación por la que se procuraron crear conexiones y caminos entre los emporios
auríferos antiguos en decadencia que pasaran por este nuevo “Dorado”, como también la actividad del
comercio se dinamizó incentivada por este auge económico.
Leer más y descargar publicación